En 44 días, la Escuela de Bellas Artes (EBA) cumplirá 102 años. Según memoriosos de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), siempre repitió la misma historia: funciona en un edificio que no resuelve las necesidades de la enseñanza de las artes; a raíz de la falta de mantenimiento la casa se deteriora, y la escuela se muda a otro sitio, que tampoco resulta adecuado. Hoy se ubica en Laprida 246. Según los dichos de la vicepresidenta del centro de estudiantes, Gabriela Acosta, actualmente está transitando la etapa del deterioro. “El centro de estudiantes impulsó la iniciativa de que los alumnos restauren los ambientes en donde toman clases. Compramos pintura con fondos propios, porque ni el Rectorado ni las autoridades de la EBA nos dieron nada”, dijo. Señaló que la falta de agua y la rotura de baños, entre otros padecimientos, resultan una constante. “Reclamamos un edificio nuevo, propio y acorde a la EBA; pero a la vez, queremos que acondicionen este lugar, porque no se puede estudiar con todo roto y sucio”, manifestó. Las docentes Carla Boero y Alicia Peralta coinciden con Acosta, en lo que respecta al estado edilicio en el que cursan. “Los techos se llueven; y el agua cae sobre hornos eléctricos. Nosotros trabajamos con cerámica; esta sala reúne todas las condiciones para enfermarse, porque no está lo suficientemente ventilada”, plantearon. Además de sumarse al reclamo de un nuevo edificio, exigen gozar de la ciudadanía universitaria. “No tenemos acceso a elegir las autoridades, y no contamos con un representante en el Consejo Superior. El vínculo está tan mediatizado, que el que recibe el pedido no entiende qué pediste. Distinto sería si un representante de las escuelas experimentales estuviera en el Superior”, dijeron.
Bellas Artes: los desvela el sueño de la casa propia
Es histórico el reclamo de un edificio que, además de pertenecerles, resuelva las necesidades de la enseñanza de las artes